Fundación Expedición Eólica

domingo, 31 de octubre de 2010

Y así comenzó este cuento...!

A propósito de todos los trámites que hemos estado gestionando para el evento de los Reyes Magos Voladores en Barlovento con el que arrancaremos el 2011 a toda máquina, recordé hace un par de días, y a través de unas fotos tomadas con una camarita automática prestada, el primer vuelo en parapente con niños especiales que hicimos en Octubre del 2007, realizado justamente hace tres años.
René y yo empezamos a rememorar cómo fue que surgió toda esta idea. Pues bien, un buen día caminando por ahí nos tropezamos con un grupo de jóvenes especiales realizando una actividad escolar. Ya con la experiencia familiar que tengo y con la euforia de René por hacer algo distinto coincidimos en que podíamos y queriamos llevar "algo" a estas personas que tienen un potencial increíble. Fue así como empezamos a ver de qué manera podíamos ayudar y con lo que sabiamos hacer decidimos regalarle la magia del vuelo al aire libre.
René; Ingeniero Aeronáutico, profesor universitario y piloto de parapentes y paramotores se encargaría de lo relativo a los vuelos. Yo; Turistóloga, cuasi abogado y aprendiz de fotógrafa me encargaría de la logística, los contactos y la parte visual del proyecto. Así empezó un periplo para ubicar a través de qué institución podíamos materializar este sueño. Días enteros de reuniones, llamadas, portazos en la cara y hasta lo más insólito: “buenísimo, cobramos 600 a los papás y uds. se quedan con la mitad” fueron algunas de las cosas que nos encontramos. No fue fácil hacerle entender a muchas personas que nuestra intención era sólo demostrar lo seguro que es volar si lo haces con personas conocedoras y responsables, porque ante todo debíamos, y aún debemos, garantizar la seguridad.
Así fue que logramos a través de un amigo, Luis Chacoa, canalizar con la gente de Avepane lo que sería nuestro primer vuelo con niños y jóvenes especiales. Ya llegado el primer día de vuelo y después de poner todo el empeño por llevar a cabo este sueño nos encontramos en el Pueblo de El Jarillo en el estado Miranda. Era un miércoles 31 de Octubre del 2007 y a eso de las once de la mañana llegaron 2 autobuses con un  grupo bastante heterogéneo, desde niñitos de 7 años hasta adultos de casi setenta años y con condiciones que iban desde Síndrome de Down y parálisis cerebral,hasta  sordo-mudos y cuadraplegia por nombrar sólo algunas. El equipo de maestros ya tenía dispuesto el grupo que volaría y estaba claro que serían los más pequeños los que realizarían la actividad pero todos, absolutamente todos compartirían el día y terminarían la jornada con los regalos propios de la ocasión, dispuestos en su mayoría por la gente de la fábrica de parapentes de República Checa SKY Paragliders. Ya a la hora del almuerzo y con una buena comida preparada para agasajar a nuestros invitados comenzamos a calentar los motores, aderezándolo con unos videos alusivos a la actividad donde aparecían muchas telas multicolores volando  y la emoción ya se  empezaba a notar.
 Al mando de los vuelos estarían René Kreft, fundador de esta iniciativa y padre de este proyecto, acompañado en esta ocasión  de otro pilotazo, Frank Tovar, venido del Team Acrozona Guatire. Y así empezó lo que sería el inicio de la fiesta en el aire. Mientras los chiquitos surcaban los cielos, nosotros todavía estábamos sin saber lo que nos esperaba.
Uno a uno fueron haciendo lo propio, disfrutando del viento en la cara, de los pies suspendidos en el aire  y cambiando una parte de su vida para siempre al romper límites, que después entendimos por la explicación de sus maestros  de que se trató para muchos de ellos. Cambiarles la vida en instantes y con algo que a nuestros ojos era muy simple.  La mejor anécdota fue aquella de un muchachito  como de nueve años que voló con René y que apenas salió se mareó. El cuento es que aterrizaron a unos pocos metros  más abajo de la ladera, y ya camino al lugar de despegue  - que estaría a 50 metros cuesta arriba- René le dice que la versión oficial , - y la que encubriría su temor- era decirles que el piloto (René) necesitaba ir al baño y por eso aterrizaron. Ensayaron la versión mientras subían una pequeña loma de esa ladera y ya todos corriendo hacia el amiguito preguntaron “Qué pasó, por que llegaron tan rápido? A lo que él respondió muy convencido. “Yo tenía miedo y me maree, pero él,- señalando a René - tenía que ir al baño”… En ese momento entendimos la pureza que hay en estas personitas, para quienes todo es transparente y no tienen nada que ocultar. Sonreímos ante el cuento y seguimos la fiesta.
La tarde transcurría con un viento perfecto para que todos los que estaban previstos pudieran despegar los pies del suelo y sintieran por primera vez en sus vidas la sensación de libertad que da el poder estar arriba, suspendidos en el aire.! Así pasaron las horas y ya todos bien plantaditos en el piso, de vuelta, comenzamos con la tanda de regalos. Por supuesto no podía faltar el certificado de su primer vuelo en parapente, además de franelas, videos ,afiches y freesbees cortesía de quienes apostaron y creyeron en este proyecto desde el principio.
Algo similar vivimos una semana después con los niños, esta vez todos en edad escolar de la Escuela Especial "Gustavo Sánchez Romero" de la California en Caracas. Apoyados esta vez por Glendys Pinto, quien también fungía de Subdirectora de Avepane para la época. Ya no había adolescentes ni mucho menos adultos, sólo pequeñines a quienes ofreceríamos la misma posibilidad. Igualmente terminaron contentos y eufóricos, donde el mejor cuento fue el de una niña a la que su papá no le había dado el respectivo permiso para volar, pero nunca se despegó de los pilotos y correteaba detrás de ellos cada vez que aterrizaban por lo que cuatro maestras se vieron obligadas a tramitar el permiso vía teléfonica o su hija no iba a poder dormir. Así y después de convencer al papá esta chiquita de sólo seis años aterrizó con la sonrisa más grande que jamás haya visto y en un gesto de agradecimiento, sin mediar palabras fue hacia los dos pilotos estampando un beso en cada mejilla. Mientras, yo sólo podía imaginar con certeza que esa sensación la acompañaría, al igual que el resto de pequeños copilotos, para siempre.
Ya después de la algarabía del momento y haciendo un balance de todo lo que vivimos decidimos que esto que empezó como la idea da hacer una actividad, debía convertirse en una manera de compartir lo que hasta ahora veníamos haciendo. Así René decidió que él quería compartir su experiencia de vuelo con aquellos a quienes se les hacía difícil porque la vida les había negado la posibilidad. Yo lo apoyé y aplaudí, tanto, que decidimos crear una manera de darle forma a esas ganar de compartir el cielo, y que fue lo que nos impulsó a crear la Fundación  Expedición Eólica. Ahora estamos redescubriendo nuestro país e invitando a  niños y jóvenes de toda nuestra geografía nacional a tener la posibilidad de vivir una nueva aventura, que como a estos muchachos que nos acompañaron hace ya tres años, seguramente les cambiará la vida. Aún falta camino por recorrer, pero de lo que estamos seguros es que esa tarde de Octubre en el pueblo de El Jarillo fueron muchas vidas las que cambiaron. Y mientras tanto nosotros aprendimos que todos tenemos sueños y todos podemos volar...!

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