Fundación Expedición Eólica

martes, 11 de junio de 2013

Conociendo a la Laguna




Hace unos 5 años fuí por primera vez a la  Laguna de Tacarigua. En ese momento René y yo estabamos buscando lugares de vuelo para el proyecto de recorrer la costa venezolana en Paramotor. No nos imaginamos que ese lugar nos iba a atrapar como lo hizo.
Desde entonces he ido, casi, infinidad de veces. Quizá por eso se me hace tan cotidiano ese lugar, y esa misma cotidianidad hace que lo extraordinario se vuelva común. 
La Laguna tiene muchas maneras de explorarlas. Hay quienes prefieren echarse en la Boca a escuchar música y tomarse unos tragos. No es la manera como la concibo. Si llegas a Inparques puede pagar por un módico precio un paseo en lancha por el Parque Nacional, eso sí, pregunten de todo al lanchero porque la idea no es hacer un paseo y ya, sino descubrir cómo se llama cada ave y especie que allí se encuentran y ellos son medio flojos si la gente no se vuelve curiosa. Pueden ver pelícanos, garzas chusmitas, corocoras rojas, cotúas, tijeretas de mar, pico de tijera,  viuda pataslargas, y un montón más.


Otra manera es descubrirla en Kayak. Nosotros tenemos botes inflables que dan para meterse en cañitos muy chiquitos y escondidos y ahora unos kayaks de travesía que son bastante más rápidos, pero también más grandes. Lo ideal es que contraten el servicio con alguna operadora. Allí mismo están Jorge y Claudia Buzzo, que además de ser pioneros en la actividad del kayak en Venezuela, tienen equipos que alquilan y dan un sabroso paseo por los lugares más bonitos del parque.
La otra manera y la más novedosa es mirarla desde el aire. Si, desde un paramotor, que no es otra cosa que un aparato que lleva un motor para empujarlo y un parapente, unido a un trike o carrito donde se va cómodamente sentado. Normalmente se despega desde la Boca y se vuela por toda la costa con vista a el inmenso parque nacional. Así que no pueden decir que no hay nada que ver en esa zona de mangles, arenas, y mar.
Para los más relajados, pueden optar por llevar una caña de pesacar e intentar hacerse con su propia comida. Nosotros lo intentamos una sola vez y en 5 minutos ya había picado un bagre. Si, ya sé que es lo mejor para comer, pero es que allí abundan especies y con un poco de paciencia de seguro terminan con un róbalo o un sábalo. En el peor de los casos si no se les da pueden optar por un lebranche a la brasa con camarones al ajillo y tostones en cualquiera de los restaurantes de Tacarigua. Recomendados el Restaurante de Poleo y el Sol Ardiente.
Lo importante es que vayan con los ojos abiertos, listos para descubrir todo lo que le pase por delante y de vez en cuando echar una mirada arriba, tal vez estemos por allí.














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