Hace unos 5 años fuí por primera vez a la Laguna de Tacarigua. En ese momento René y yo estabamos buscando lugares de vuelo para el proyecto de recorrer la costa venezolana en Paramotor. No nos imaginamos que ese lugar nos iba a atrapar como lo hizo.
Desde entonces he ido, casi, infinidad de veces. Quizá por eso se me hace tan cotidiano ese lugar, y esa misma cotidianidad hace que lo extraordinario se vuelva común.
La Laguna tiene muchas maneras de explorarlas. Hay quienes prefieren echarse en la Boca a escuchar música y tomarse unos tragos. No es la manera como la concibo. Si llegas a Inparques puede pagar por un módico precio un paseo en lancha por el Parque Nacional, eso sí, pregunten de todo al lanchero porque la idea no es hacer un paseo y ya, sino descubrir cómo se llama cada ave y especie que allí se encuentran y ellos son medio flojos si la gente no se vuelve curiosa. Pueden ver pelícanos, garzas chusmitas, corocoras rojas, cotúas, tijeretas de mar, pico de tijera, viuda pataslargas, y un montón más.
Otra manera es descubrirla en Kayak. Nosotros tenemos botes inflables que dan para meterse en cañitos muy chiquitos y escondidos y ahora unos kayaks de travesía que son bastante más rápidos, pero también más grandes. Lo ideal es que contraten el servicio con alguna operadora. Allí mismo están Jorge y Claudia Buzzo, que además de ser pioneros en la actividad del kayak en Venezuela, tienen equipos que alquilan y dan un sabroso paseo por los lugares más bonitos del parque.
La otra manera y la más novedosa es mirarla desde el aire. Si, desde un paramotor, que no es otra cosa que un aparato que lleva un motor para empujarlo y un parapente, unido a un trike o carrito donde se va cómodamente sentado. Normalmente se despega desde la Boca y se vuela por toda la costa con vista a el inmenso parque nacional. Así que no pueden decir que no hay nada que ver en esa zona de mangles, arenas, y mar.
Para los más relajados, pueden optar por llevar una caña de pesacar e intentar hacerse con su propia comida. Nosotros lo intentamos una sola vez y en 5 minutos ya había picado un bagre. Si, ya sé que es lo mejor para comer, pero es que allí abundan especies y con un poco de paciencia de seguro terminan con un róbalo o un sábalo. En el peor de los casos si no se les da pueden optar por un lebranche a la brasa con camarones al ajillo y tostones en cualquiera de los restaurantes de Tacarigua. Recomendados el Restaurante de Poleo y el Sol Ardiente.
Lo importante es que vayan con los ojos abiertos, listos para descubrir todo lo que le pase por delante y de vez en cuando echar una mirada arriba, tal vez estemos por allí.
Lo importante es que vayan con los ojos abiertos, listos para descubrir todo lo que le pase por delante y de vez en cuando echar una mirada arriba, tal vez estemos por allí.
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