Fundación Expedición Eólica

martes, 19 de julio de 2011

KEREPAKUPAY VENÁ . La Expedición Olvidada...



Cuando escuché sobre el documental "Kerepakupay Vená" dije, "esto hay que apoyarlo". Hace casi tres años que conocí a Antonio Pestana, un aventurero entregado, que vive la ecología y la selva como suya. Nos cruzamos en Fitven 2008 en Ciudad Guayana mientras él buscaba el apoyo de los organismos del Estado y nosotros iniciabamos proyectos con la Fundación Expedición Eólica y BasedeNube Parapentes. Así surgió una amistad que nos llevó a planificar algunos proyectos juntos, como ir a Canaima a volar con niñitos pemones, recorrer parte de la selva en paramotor y otras aventuras más. Compartimos stand  en la USB mientras se daba el  VII Congreso de Ingeniería Mecánica a la que fuimos invitados. Nosotros con el paramotor y Antonio fajado con la promoción del Salto Ángel. Lo cierto del caso es que transcurrió el tiempo y por tema económico y logístico no llegamos a la selva. Luego perdimos el contacto, pero ya sabíamos cuánto tiempo llevaba Antonio entre ceja y ceja con el tema de ubicar al Salto Ángel como una de las siete maravillas naturales del mundo, incluso, de ser necesario,  a través de referencias videográficas para lograr que la gente conociera lo que se estaba haciendo.
Fotografía de la proyección del documental
Hace unos meses leí sobre el documental y dije "por fin, lo hicieron" René y yo nos alegramos porque sabiamos que era producto de un esfuerzo en conjunto, pero que era una iniciativa personal, de alguien que como pocos cree que hay que apostarle a este país. Desde nuestro lado intentamos dar a conocer lo que implica llevar a Venezuela a estar posicionada como una potencia ecoturística, pero también sabemos que es un trabajo arduo, con muchas implicaciones.
Fotografía de la proyección del documental
He escuchado la inquietud de algunas personas pensando incluso en la posible destrucción del frágil ecosistema del parque nacional Canaima; que si llegan en masa turistas de todos los rincones del mundo. Que si no hay suficientes curiaras, ni infraestructura ni personal para atender a una demanda desmedida. Que si el ya de por si caro viaje al lugar va a imposibilitar aún más el acceso a  más venezolanos con pocos recursos económicos. Que si no se convertiría la Laguna de Canaima en un balneario público con cientos de personas. La respuesta: No lo se, pero estoy segura que los que más daño hacemos somos nosotros mismos, los venezolanos. Basta con ver cuando vamos a playas, montañas, ríos, sabanas, llanos  y dejamos la basura, arrancamos una flor, nos llevamos una planta o un cuarzo como souvenir, rayamos en cualquier parte el nombre para que todos se enteren que estuvimos allí, como si a alguien le importara, ponemos música a todo volumen sin importar el vecino, total, ese carro es mío y pongo lo que me de la gana, o compramos loritos o guacamayas porque lucen "tan bonita" en la jaula de mi casa y si tenemos patio y jardin el premio mayor es un monito, tan simpáticos los monitos, verdad? Pues no, El principal problema no está con el que vendrá de afuera, sino aquí en nuestro propio patio, con la desmesura de creernos dueños, amos y señores de todo lo que vemos a nuestro paso. En fin, creo que el trabajo más duro va a ser cambiarle la percepción a un colectivo que todavía no se acostumbra a ser parte integral de una sociedad que tiene que generar cambios a través de iniciativas en todos los sectores: gobierno nacional, regional, empresa privada, operadores turísticos, inversionistas, sociedad civil, y sobre todo la comunidad indígena, esa que es tan vulnerable y a la que se le ha querido imponer costumbres venidas de afuera. Recordemos que son ellos los que habitan allí desde tiempos ancestrales y nosotros tenemos el deber y la obligación de respetar sus costumbres.Son ellos los que a fin de cuenta tienen el derecho a primera voz de dictaminar, en gran medida, cómo se van a llevar las cosas. Ojalá, eso sí  y todo sea para bien.!
Fotografía de la proyección del documental
 En fin, y para no desviarme, el domingo arranque con mi cámara al Aula Magna a la proyección, llamé a Álvaro Álvarez de Lugo, experto en materia turística y el director del documental,  porque no sabía sí podía tomar algunas fotos y él amablemente me dió luz verde, incluso me dijo que si tenía algún problema les dijera que era del equipo de producción y le volviera a llamar. Qué gran gesto de quien no conozco en persona.
 Llegué 10 minutos después de la hora fijada y ya no había puesto en los estacionamientos cercanos. Sólo 4 puestos reservados para las altas autoridades de la Universidad. Pregunté dónde podía dejar el carro ya que iba para hacer unas fotos como parte del equipo de producción y zuas... me asignaron el puesto principal, total, las autoridades de la UCV no iban a asistir. Qué lastima por ellos, pensé.
Ya al entrar estaba la proyección del documental "De bosques y Hombres" del francés Yann Arthur-Bertrand que busca sensibilizar y educar en todo lo que concierne a la protección del medio ambiente. Sobre todo en este año que se celebra el Año Internacional de los Bosques. Fue poco lo que ví, pero supe que tiene tomas aéreas impresionantes de más de 70 países, donde muestran las bondades, pero también la fragilidad de cada lugar y que esta,como casi todas las áreas protegidas, pende de un hilo. Luego vinieron las palabras de Álvaro y Antonio, seguido por la representación de un índigena Pemón quien en su lengua nativa se dirigió a los que allí estabamos, para luego agradecer en perfecto castellano el apoyo que ha recibido su comunidad y la que seguramente espera siga llegando a este apartado lugar.
Empezó la proyección esperada, con excelente narrativa e imágenes que te adentran a vivir, casi paso a paso todo lo que la periodista norteamericana Ruth Robertson tuvo que hacer para llevar a cabo, luego que Jimmy Angel le contara que había visto el salto de agua  más imponente y grande del mundo, la Expedición que daría a conocer a esta maravilla venezolana ante los ojos del mundo en el año 1949 a través de la revista National Geographic. Te cuentan casi que día a día todo lo que ocurrió y las anécdotas de las personas que viven en las comunidades indígenas sobre el relato de los mayores y el legado de sus antepasados. Es una historia emotiva, llena de magia, que nos mueve la fibra y nos conecta con la esencia de nuestras raíces. Sin duda, hermosa.!
 
Como si todo esto fuera poco se unió a toda esta movida nada más y nada menos que la Orquesta Sinfónica de Venezuela, bajo el lema "Tocando la conciencia ecológica" dirigida, esta vez, por el maestro Theodore Kuchar. Interpretaron  Kanaima de Yuri Hung, seguido por obras de José Pablo Moncayo, Aldemaro Romero  y Arturo Márquez, según el folletico que nos dieron en la entrada. No creerán que mi cultura es tal para saber eso, nada que ver. Aquí escribo con folleto en mano para saber estos detalles.
Lo que sí puedo decir, y eso desde mi absoluto punto de vista es que la ejecución se describe en una sola palabra: Impecable. Cuando comenzó la Orquesta ya había recibido la advertencia que no debía prender el flash y menos moverme mucho por el lugar para no distraerlos, pero esta pequeña humanidad tiene sus ventajas; y una de ellas es que  puedo ir de un lugar a otro y ser casi imperceptible, a no ser, claro está, que me resbale en el auditorio gracias a mis zapatos, frente a un gentío y casí me estrelle en el piso con todo y cámara, pero por suerte retomé el equilibrio y seguí. Respiré profundo, aún con los cachetes encendidos. Tenía un objetivo claro,así que me hice la loca y fuí tanteando, acercándome más y más hasta subir a un costado de la tarima para ver y vivir la música de cerquita, mientras a ratos casi bailaba. Qué gozo ver la cara de quienes estaban allí. Es pura pasión lo que mueve a esta gente, súper disciplinados y entregados y no puede ser de otra manera para estar donde están. Mi admiración para ellos.
Ya en mi ubicación estratégica y obvio que con un ángulo lateral, sin flash, con poca luz y lentes poco luminosos no era mucho lo que podía hacer, pero cómo lo disfruté. 
Terminó el concierto con una reflexión para mí. Sin duda que estas alianzas me hacen sentir orgullosa de ser venezolana y me hacen pensar que aunque sea poco a poco las cosas están cambiando y para bien.! Sólo nos queda esperar que todos los venezolanos voten por El Salto Ángel pero sobre todo crear conciencia sobre las bondades naturales que tenemos y no valoramos y asumir que es nuestra responsabilidad y que sólo nosotros como venezolanos tenemos el poder para cambiarlas.
Bravo por quienes han hecho de esto una realidad, a la gente del documental y también  de la Orquesta. Qué esta pasión siga uniendo a nuestro país.
Si quieren votar pueden entrar aquí.www.votasaltoangel.com   
y si quieren ver más fotos este es el lugar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Apoyemos el Salto angel y todas las iniciativas como estas.

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